Una bici que produce energía solar y eólica diseñada en Singapur

    La bici tiene un panel solar acoplado al cuadro y cuenta con dos ruedas de rotor de disco sin maza en las que van colocados dos generadores eólicos, explican los diseñadores Ben Lai y Cedrid Ng, además el vehículo lleva una batería donde acumula la energía que después inyectará a la red eléctrica a través de un dispositivo de acople que hay cerca de los pedales y que sirve para conectarse a las estaciones de energía. No se trata de una bicicleta eléctrica (aunque sí necesita una pequeña cantidad de energía para el funcionamiento de pequeños dispositivos, como son el identificador de seguridad por radiofrecuencia y el GPS adosado al manillar), sino más bien de pequeñas centrales eléctricas que funcionan tanto en movimiento como, sobre todo, cuando están paradas.

    La cantidad de electricidad producida por cada una de ellas no es mucha. Pero este concepto resulta especialmente interesante ahora que proliferan los sistemas de préstamo público de bicicletas en muchas ciudades. Un ejemplo: el ‘Bicing’ de Barcelona prevé tener este año cerca de 6.000 bicis repartidas por toda la ciudad. Ben y Cedrid, de 28 y 30 años respectivamente, tienen muy claro su proyecto: “todo el sistema está pensado para que cada portal de energía esté conectado a la red eléctrica general, aunque también existe la posibilidad de acoplar cada estación a una aplicación concreta, como por ejemplo, una farola, un panel electrónico, un anuncio electrónico de una parada de autobús o incluso puede servir como punto de recarga para un medio de transporte eléctrico”.

    Esto es posible gracias a que las estaciones están diseñadas por módulos, lo que también permite que se puedan aparcar juntas varias bicicletas. Lo cierto es que cada portal es en sí un generador de energía solar (ya que cuenta con placas solares), pero cuando le acoplamos la bicicleta, “se une una nueva fuente de generación de energía y la producción se duplica”. Cuando preguntamos a Ben y a Cedrid cómo les surgió la idea de diseñar algo así, nos aseguran que todo empezó cuando se dieron cuenta de cómo el uso de la bici como transporte interurbano iba en aumento en muchas ciudades: “el hecho de ver cómo cada vez más gente se sube a la bici para moverse por la ciudad, nos hizo pensar en que ahora era un buen momento para diseñar un vehículo que, además de ser sostenible, pudiera integrarse en la infraestructura urbana”. Al mismo tiempo, añade Cedrid, “le dimos vueltas a cómo rediseñar el sistema de una ciudad para ganar eficiencia en términos de uso de energía”.

    A partir de estas reflexiones, los dos diseñadores se pusieron manos a la obra para conseguir un modelo de sistema energético basado en un transporte urbano e independiente, donde tanto los proveedores de energía, como los usuarios y el medio ambiente salieran beneficiados. “Tanto si la bici está rodando, como si está aparcada, el vehículo está generando una energía que después se inyecta en la red eléctrica de la ciudad. Por una parte, el medio ambiente sale ganando al tratarse de una fuente limpia que no emite CO2, y por otra, el ciudadano está siendo partícipe de un estilo de vida más sostenible”, cuenta Ben. Para sus creadores, este invento es todavía un diseño, pero “podría ser real y tener éxito en ciudades asiáticas -como China-, o en otras europeas -como Londres-, donde moverse en bici es muy habitual; aunque también hay que pensar en regiones costeras donde haya viento para aprovechar al máximo esta aplicación y Holanda sería un buen país donde comenzar”.



  • Fecha de la noticia: 2009-03-20
  • Fuente: Apecyl
  • Ambito: Internacional
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