Torre, Igüeña y Villagatón perderían 300.000 euros al año sin parque eólico

    La anulación de la autorización del parque eólico Peña del Gato por parte del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL) -cuya sentencia será recurrida por la propietaria Enel Green Power- sería un varapalo para las ya ajustadas economías de los municipios de Igüeña, Torre del Bierzo y Villagatón, que perderían más de 300.000 euros al año año con el desmantelamiento de estas instalaciones. Son los ingresos que perciben las juntas vecinales por la ocupación de los terrenos y los ayuntamientos a través del Impuesto de Actividades Económicas (IAE) y como Bien Inmueble de Características Especiales (BICE).
    “Perder esos ingresos sería terrible porque es sumar a otro montón de desgracias que nos están pasando”, asegura el alcalde de Igüeña, Alider Presa, al que le cuesta entender el sentido de esa sentencia después de que el proyecto pasara por las comisiones de Medio Ambiente y Urbanismo, superara la declaración de impacto ambiental y estuviera tres años en funcionamiento. Y es que en su municipio están instalados 13 aerogeneradores, diez en Almagarinos y tres en Pobladura de las Regueras, que dejan 70.000 y 18.000 euros cada año en estos pueblos, mientras que el ayuntamiento percibe alrededor de 98.000 euros.
    Por su parte, Torre del Bierzo sería el municipio menos afectado, ya que dentro de su término municipal sólo están ubicados cuatro molinos, por los que la junta vecinal de Tremor de Abajo y el ayuntamiento, explicó su alcalde, Manuel Merayo, ingresan 24.000 euros y 37.000 euros, respectivamente. Así, Villagatón contaría con un total de siete aspas, que dejan 42.000 euros en los pueblos de Villagatón, Brañuelas y Nistoso y, aproximadamente, otros tantos para el ayuntamiento, según las cuentas del primer edil, Benjamín Geijo.
    Así, Geijo confía en que al final “se busque una solución intermedia” y no haya que levantar el parque por el grave perjuicio que causaría en esta zona, a caballo entre El Bierzo y La Cepeda, y ya bastante “castigadas” por el cierre de las minas y la paulatina despoblación de su pueblos. El alcalde de Torre también aboga por un “equilibrio ecológico en el que también esté incluido el hombre”. “Hoy en día el único aprovechamiento que daba un plus de actividad a los pueblos para mantenerse eran los parques eólicos y no puede ser que el hombre sea expulsado de los pueblos a favor de los animales”, añade Merayo.
    Sin otros ingresos
    En un momento en el que tanto se habla de la defensa de las entidades locales menores y las juntas vecinales, Presa reprocha una sentencia cuya consecuencia final será la pérdida de los pocos recursos con los que cuentan los pueblos y que les permiten hacer frente a pequeñas obras y mejoras para sus vecinos, sobre todo cuando cada vez son menos las inversiones que vienen de otras administraciones. “Imagínate todos los gastos que tienen los pueblos y que no disponen de ningún otro ingreso, en el caso de Igüeña nos estaba ayudando mucho que juntas vecinales como la de Almagarinos, con 70.000 euros, hiciera labores que no son propias porque puede, igual o mejor que el ayuntamiento”, explica.
    “Además de quitarles la única forma de vida de las juntas vecinales, porque por desgracia no tienen ningún otro ingreso, están pasando por encima de sus decisiones y no se cuenta con ellos”, lamenta el alcalde de este municipio minero, que puntualiza que los vecinos votaron tener ese parque eólico y que las únicas alegaciones fueron presentadas “por una chica de Ponferrada, un chico de Toreno y una asociación de no sé dónde”. Así, animó a las asociaciones ecologístas, en este caso la SEO/BirdLife, a acercarse a estos pueblos y en un concejo abierto explicarles el por qué de la paralización del parque.
    Tanto Presa como Merayo defienden la necesidad de esos ingresos para mantener la vida en los pueblos y asumir unos gastos a los que cada año cuesta más hacer frente como es el mantenimiento de consultorios y colegios que, como en Tremor de Arriba y Torre,”hay que calentar un centro para medio centenar de niños cuando ahora apenas hay una veintena”. El paulatino cierre de las minas que antes plagaban el valle del río Tremor ha ido dejando poco a poco a los pueblos sin gente, pero los gastos se mantienen. “En Tremor de Arriba tocan a cuatro puntos de luz, farolas, por habitante, cómo se mantiene eso”, indica Alider Presa.
    El alcalde de Igüeña también apunta a otras posibles consecuencias que tendría la clausura de Peña del Gato, aunque entiende que esta decisión judicial tendrá “un recorrido más largo porque no es una sentencia firme”. Así, asegura que alguien “pedirá responsabilidades” y señala en primer lugar a las propias juntas vecinales “que tienen firmados contratos a 30 años y que incluso pueden estar metidas en algún crédito u obra a financiar en los próximos años a cargo de esos contratos firmados, que sirven de aval en un banco”. “No es tan sencillo”, apostilla.
    ¿Dónde está el urogallo?
    La sentencia del TSJCyL declara la nulidad de la autorización administrativa del parque eólico porque entiende que en ella no se valoró la existencia de ejemplares de urogallo cantábrico, pero los alcaldes de estos tres municipios niegan la presencia de este ave en peligro de extinción en sus montes. Así, Alider Presa dice que es “mentira” lo que recoge el informe del Seprona, en el que alude a la rica fauna animal de los montes de Almagarinos y Pobladura, en la que destaca el urogallo.
    “En estos montes no ha habido nunca ni hay urogallos, tengo 42 años y he andado y ando mucho por el monte y no lo he visto nunca, ni mi padre, ni mi abuelo, ni ningún vecino”, asevera Presa, que añade que “ahora hay plagas de corzos y jabalís, pero urogallos no se han visto nunca”. Por su parte, Geijo también descarta la existencia de este animal protegido en Villagatón y Brañuelas porque “jamás nadie los ha visto y es algo que se hubiera comentado”.
    “Si existiera el urogallo se entendería, pero que nunca existió por aquí”, afirma también el alcalde de Torre del Bierzo, que recuerda que “cuando era pequeño” en la escuela le explicaron que el urogallo era una especie en peligro de extinción “cuyo hábitat estaba en las partes mas umbrosas de la cordillera cantábrica”. “Jamás me hablaron de los montes de León”, puntualiza. Si reconocen que hace años se soltó una pareja , anillada y controlada, en la zona de Boeza siendo Mariano Torre jefe del Servicio Territorial de Medio Ambiente pero, insisten, que en sus montes no hay urogallos, que no son su hábitat natural y que tienen un nivel muy bajo de protección porque no son reserva ni ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves).
    En estos pueblos entienden que la protección de estas especies debe existir y que las normas están para cumplirlas, pero que las leyes deben ser acordes a la realidad de cada caso. “Cuando tengamos todos los ríos perfectamente limpios porque no baje una gota de carbón porque no hay minas, cuando no tengamos parques eólicos, puede que esto sea un lugar maravilloso pero ¿para quién?, cuando eso pase ya no quedarán vecinos en estos pueblos”, concluye Presa.



  • Fecha de la noticia: 2013-10-20
  • Fuente: Apecyl
  • Ambito: Regional
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