Malos vientos para la energía eólica en Galicia

    El crecimiento ha sido tan espectacular que el sector eólico ya aporta tanto al Producto Interior Bruto de Galicia como el lácteo. Unas cifras que han convertido a la comunidad autónoma en la quinta potencia eólica mundial, por encima de países como China, Italia, Reino Unido o Japón. Sin embargo, el negocio que se ha hecho con los aerogeneradores no parece tan limpio como la energía que producen.



    El sector permanece bajo sospecha después de que la fiscalía del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia abriera el mes pasado una investigación tras las anomalías descubiertas por este periódico: parques eólicos ubicados en zonas de alta protección medioambiental, graves irregularidades administrativas en la concesión de los permisos, especulación de las licencias con reventas multimillonarias y favores administrativos que permitieron crear una red para controlar el mercado. La nueva Xunta, gobernada por los socialistas y nacionalistas, apuesta por esta energía, aunque con un cambio respecto a la gestión del PP. Sin embargo, sus aspiraciones energéticas se han visto truncadas esta semana.



    El Ministerio de Industria ha reducido sin contemplaciones la demanda planteada por la Xunta para instalar 6.500 megavatios hasta el 2010. El Gobierno sólo está dispuesto a autorizar la mitad, un máximo de 3.800 megavatios, en el territorio gallego, un varapalo para las aspiraciones de la Xunta, pese al cambio en el modelo de gestión de las nuevas licencias anunciado por la Consellería de Industria.



    Pese al compromiso de la Xunta de que el 30% de los nuevos permisos para explotar la energía eólica se queden en manos públicas, además de restringir la venta de las licencias, e incluso su anulación si no se cumplen los requisitos medioambientales, el Ministerio de Industria considera exagerado el potencial de megavatios a instalar en los parques eólicos solicitado por el Gobierno gallego.



    El Ministerio de Industria argumenta motivos técnicos, como la dificultad para evacuar toda la energía eólica que se capta en la red nacional eléctrica y las deficiencias para solventar las caídas de tensión ocasionadas cuando la potencia de los aerogeneradores decrece como consecuencia de la disminución del viento.



    La Consellería de Industria se mantiene beligerante ante el Ministerio al condicionar una parte relevante del desarrollo energético de la comunidad autónoma a un incremento de la energía eólica. El dinero en juego es mucho. Cada megavatio se cotiza en el mercado a un millón de euros. Argumenta la Xunta que con la creación de una sociedad pública para gestionar los nuevos parques al menos un 30% de los beneficios logrados repercutirían en la comunidad autónoma, lo que no ocurre ahora.Si se controlan los recursos mayor es la independencia energética, entiende la Xunta, y se reduce la dependencia de importar combustible para la producción de electricidad. No es un planteamiento equivocado el apostar por las energías renovables si no se cometen de nuevo los errores políticos tan recientes y se establece un control público y exhaustivo sobre las nuevas licencias energéticas.



    La explosión de parques eólicos durante la última década en Galicia ha provocado una desconfianza hacia un sector que ha logrado licencias sin las suficientes garantías, con favores y caprichos administrativos, y que requiere cuanto antes aclarar los sucios negocios logrados con una energía considerada limpia.



  • Fecha de la noticia: 2006-04-23
  • Fuente: Apecyl
  • Ambito: Nacional
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