Los frutos del viento

    En realidad, los pueblos están razonablemente contentos con lo que les llega. Sobre todo los más pequeños, para los que supone una buena inyección en unas arcas municipales que no suelen estar muy llenas.


    Los pueblos pequeños se encuentran con unos ingresos que no tenían hasta ahora y por algo que han tenido siempre sin que les diera un céntimo: el viento. La explicación a la queja de que no se notan las inversiones parece muy razonable: esos municipios están haciendo ahora obras de primera necesidad en los pueblos, que pueden ir desde el simple asfaltado hasta el arreglo de una fuente.


    Podemos concluir que para estas localidades el «dinero del viento» supone un empujón importante para sus finanzas y para su futuro, y que hechas esas primeras inversiones citadas (que más bien son casi gastos corrientes que antes no podían abordar), comenzará a verse que el dinero se destina para otros proyectos de más enjundia.


    Son los pueblos más grandes los que notan menos el dinero de los parques eólicos que llega de forma directa. Aquí son las empresas subsidiarias una mejor manera de retribución, como es el caso de Ólvega, en donde se han creado más de un centenar de puestos de trabajo.


    Los parques eólicos de la provincia están empezando a dar sus frutos. Lo que no quiere decir que haya que conformarse con lo que se recibe, tanto en el dinero contante y sonante que se paga, como en los réditos indirectos, que probablemente son los que habrá que vigilar más estrechamente.



  • Fecha de la noticia: 2006-09-21
  • Fuente: Apecyl
  • Ambito: Local
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