La cooperativa del viento

Que el futuro pasa por las energías renovables es algo tan tangible como repasar los dictámenes europeos en materia energética. La teoría resulta muy concreta, pero la práctica muchas veces se aleja de los parámetros ideales escritos sobre el papel. En un municipio de Cataluña, Tarrasa, han asido el toro por los cuernos y han puesto en marcha una iniciativa pionera en España. Un centenar de vecinos se ha asociado para comprar un aerogenerador de 1.670 kilovatios, cuyo coste asciende a dos millones de euros, con el fin de abastecerse de energía y comercializar el sobrante. La instalación supone dos millones de euros y se trata de una iniciativa pionera en España. Dinamarca y Alemania ya cuentan con cooperativas similares.

La familia López consume cerca de 11.000 kilovatios de energía al año sin salir de casa. Otros 10.000 los gasta en desplazamientos en coche o moto. Con una inversión de 12.545 euros, este núcleo familiar podrá tener su participación en la nueva y ecológica iniciativa.

“Es como montar un parque eólico pero al revés”, resume David Verdaguer, uno de los integrantes de este futuro accionariado popular. “Todos participamos en la inversión, todos recibimos los beneficios y entre todos decidiremos dónde ubicar el molino”, explica. La cooperativa estará formada por familias y entidades sin ánimo de lucro que quieren autoabastecerse de energía y vender la que les sobre de manera sostenible y ecológica.

Pep Puig, coordinador del proyecto, señala que la iniciativa es una forma de solidaridad entre pueblos y ciudades. La sección española de la asociación europea por las energías renovables (Eurosolar), impulsora de la iniciativa, empieza ahora a tantear a otros municipios. Se busca localidad rural, de menos de 5.000 habitantes, próxima a la línea eléctrica de 25.000 voltios y que reúna las siguientes condiciones: fuerte viento y beneplácito del gobierno local.