Castilla y León suma 25 centros industriales eólicos, la mayoría en el medio rural, que generan 6.000 empleos

Apecyl fija el reto de incrementar la potencia instalada en la
Comunidad de 6.000 a 10.000 megavatios hasta 2030

Juan López / Ical
Castilla y León cuenta en la actualidad con 25 centros industriales
vinculados al sector eólico en seis provincias, donde crean y generan
6.000 empleos directos de calidad, y entre un diez y un 15 por ciento más
de indirectos (hostelería, talleres mecánicos, gasolineras y personal de
obra civil). Muchas de estas instalaciones se encuentran en lo que han
dado en llamar la ‘España Vaciada’, que en la Comunidad representa uno
de sus máximos exponentes. En total, en España se contemplan 207
centros de este tipo en 16 de las 17 autonomías. El país contabiliza
20.306 molinos para 1.123 parques eólicos en 807 municipios.

Muchos de los puestos de trabajo los protagonizan empleados que se han
quedado a vivir “en pueblos de diez habitantes, pero también en
cabeceras de comarca si la distancia no es mucha”. “En algún caso
tenemos compañeros que gracias a su familia se mantiene abierto el
colegio”, dijo el presidente de la Asociación de Promotores Eólicos de
Castilla y León (Apecyl), Javier Gracia. “Hay que potenciar eso. La
instalación está donde está y es muy difícil de deslocalizar”, añadió.
Todo esto sucede en la Comunidad líder de potencia eólica contratada, con un acumulado de 5.595 megavatios gracias
a sus 244 instalaciones eólicas, de un total nacional de 23.484 y 1.123 parques (con 20.306 aerogeneradores). Ello, a
pesar de que el pasado año no estrenó ningún parque nuevo, al contrario que otras regiones. Apecyl se ha fijado el reto
de incrementar la potencia instalada en la Comunidad hasta 10.000 megavatios en 2030. A Castilla y León se sigue
Castilla-La Mancha, de lejos, con 3.817 megavatios (144 instalaciones), de los que 10,37 de ellos entraron en
funcionamiento en 2018.

Los datos de la Agenda Sectorial de la Industria Eólica, publicada por la Asociación Empresarial Eólica (AEE) y a los
que tuvo acceso Ical, evidencian que el sector, a pesar del cierre traumático de centros importantes como el que Vestas
poseía en Villadangos del Páramo, puede presumir de tener una buena base de este tipo de infraestructuras. De hecho,
la propia firma danesa dispone de otras seis instalaciones en el territorio regional.

Los 25 centros, muchos de ellos asentados en el medio rural de Castilla y León, corresponden a multinacionales, pero
también a pequeñas empresas del sector, de carácter local y provincial, que han crecido al albur de un ámbito
económico de futuro y con mimbres para crecer, con una media de entre 20 y 30 empleados por pyme. En este sentido,
también surgen compañías como por ejemplo para los cambios de aceite de multiplicadoras. “Son empresas que se han
adecuado a este entorno. Han pasado de ser una subcontrata estándar a ser muy especializada”, subraya.
De hecho, Gracia Bernal remarca otro de los ejemplos de este tipo de empresas: “El que tiene máquinas excavadores
todos los años factura 200.000 euros con los parques que tiene alrededor. Es gente preparada y con presencia
cercana”. La práctica totalidad de la cadena posible de valor que rodea un parque eólico es local, desde la fabricación al
canon de ocupación que percibe el Ayuntamiento y el gasto del personal de mantenimiento en la zona. Todo, salvo
reparaciones muy concretas de fibra óptica u otras labores específicas.

La antigüedad, una preocupación
Una de las principales preocupaciones del sector reside en la antigüedad de los parques, algo sobre lo que también
advierte el informe de AEE. Así, en 2020 casi la mitad de los aerogeneradores españoles, que se traducen en 10.000
megavatios, tendrá más de 15 años. De ellos, 17 se encuentran en Castilla y León, de los 245 que en el conjunto del
país se enfrentan a este escenario. Por su condición de pionero en energía eólica, España es el primer país que se va a
enfrentar al proceso de finalización de la vida útil de sus parques eólicos, junto a Dinamarca y Alemania.
AEE alerta de que una parte importante del sector se verá obligado a tomar decisiones sobre el futuro de unas
instalaciones que, en muchos casos, ya no cobran incentivos desde la reforma (todos los parques anteriores a 2004) y
que cuentan con equipos antiguos.

Las opciones se reducen a tres: repotenciación, con un desmantelamiento y sustitución de los aerogeneradores
antiguos por otros nuevos de mayor eficiencia; extensión de vida del aparato, con una mejora y sustitución de
componentes para alargar la operación del mismo bajo condiciones de seguridad garantizadas; o desmontar los
parques, con la consiguiente reducción de potencia instalada a nivel nacional.
Por el momento, y con las empresas preparándose ya para ese momento de forma progresiva, Castilla y León mantiene
su liderazgo en potencia eólica instalada, con una cuarta parte de España.

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