La energía eólica levanta el vuelo con una inyección de 501 millones en 14 nuevos parques

Comienza una nueva ‘edad de oro’ de la energía eólica en Castilla y León, después del parón registrado en 2014. Han sido cinco años en los que no han soplado buenos vientos para los promotores del sector, pero la tendencia se invierte ahora y dos grandes empresas han comenzado la construcción de 12 parques en tres provincias. En próximos meses comenzarán otros cuatro. De esas 16 nuevas plantas la inmensa mayoría, 14, se instalarán en la provincia de Valladolid.

Sumarán 182 hélices de la última tecnología, capaces de producir cada una al menos 3,3 megavatios (MW). En total, 603,2 MW adicionales de energía entrarán pronto en funcionamiento, tras una inversión global de más de 550 millones de euros. Cuando se sumen a los 5.556,4 que ya hay en servicio, se traducirán en el 9,8% de toda la energía eólica generada en la Comunidad. Y en el horizonte hay más parques que inician su tramitación en las nueve provincias.

Termina así un lustro en el que no se ha levantado ningún nuevo molino en el territorio regional, que cuenta ya con 4.308 aerogeneradores de las más variadas características y tecnologías. Desde aquellos molinos del primer parque de la región –instalado en la localidad soriana de Ólvega en 1998–, capaces de generar cada uno sólo 330 kilovatios, se ha producido un salto tecnológico que ha multiplicado por diez su capacidad de generación, hasta los 3,3 MW que produce por regla general cada unidad actual. Podría decirse que los aerogeneradores han superado también, como las telecomunicaciones, la generación ‘3.0’.

Las dos empresas implicadas en la construcción de estos parques son Naturgy Energy Group (antigua Gas Natural Fenosa), e Ibervento Infraestructuras (de la matriz alemana WPD). Cada una de ellas edifica ocho plantas. Todas, menos dos, se encuentran en la provincia de Valladolid, en el término municipal de La Mudarra y otros 15 de sus alrededores: Valdenebro de los Valles, Valverde de Campos, Castromonte, Barruelo del Valle, Torrecilla de la Torre, Torrelobatón, Velilla, Berceruelo, Villasexmir, Castrodeza, Velliza, Villalba de los Alcores, Medina de Rioseco, Mucientes y la capital vallisoletana. Naturgy construye también en los términos municipales de Montejo de Bricia (Burgos) y Olmillos de Castro, Losacio y Santa Eufemia del Barco (Zamora).

Esta acumulación de parques en los alrededores de La Mudarra ha llevado a Naturgy a necesitar más espacio para almacenar material. A dos kilómetros del pueblo ha vallado una explanada de cinco hectáreas para depositar vigas, aspas de las hélices, piezas tubulares… Todo el que tome la carretera a Castromonte podrá ver el espectacular despliegue.

«Han vallado un sitio junto a la carretera 510 donde han ido descargando los molinos para llevarlos luego a su lugar definitivo, porque en sus instalaciones ya no les cabía», explicó en respuesta a este periódico el alcalde de La Mudarra, Victor González. «Han instalado una gran carpa para proteger de la lluvia los materiales más sensibles. Están trabajando ya desde hace cuatro o cinco meses», apuntó.

El término municipal de La Mudarra no tiene espacio para grandes instalaciones eólicas, pero es un actor fundamental de casi todos los parques por acoger la estación eléctrica donde desemboca la energía producida. El Ayuntamiento tiene que autorizar el paso de las conducciones eléctricas, lo que es una parte de la necesaria tramitación. Eso sí, todo con las debidas garantías: «Mientras la Diputación no me dice que firme, no firmo», señala el regidor.

González celebra la profusión de parques eólicos, porque «da un montón de dinero a los pueblos de alrededor». Municipios que, por la despoblación y la falta de actividad industrial, contarían con mucho menos erario si no fuera por lo que el viento les deja en impuestos. Primero el de Construcciones y Obras (Icio), sobre el presupuesto del proyecto, y después, una vez en funcionamiento, por el Impuesto sobre Actividades Económicas (IAE). «Cada molino vale un millón y medio de euros, calcúlale a eso el 3% del Icio», subraya el alcalde. «Además, al propietario de la tierra donde le caiga un molino, le queda como renta permanente por el uso del suelo», explicó. «Al final, le da el molino más que la cebada, y son 167 molinos los que se instalarán en estos pueblos de aquí a dos años, a mucho tardar». Junto a los 146 existentes en la provincia, cuando acaben las obras alcanzarán los 313.

Con esos números, el primer edil de La Mudarra considera incluso positivo el impacto visual: «En el paisaje, por la noche, sólo hay luces blancas y rojas junto al resplandor de Valladolid», concluyó.

Por su parte el director general de Energía y Minas de Castilla y León y director del Ente Público Regional de la Energía (Eren), Ricardo González Mantero, hace hincapié en que los parques que están en construcción corresponden «a los 700 MW que son competencia de la Junta de Castilla y León. Ahora quedan por subastar los 200 que corresponden al Gobierno de España, para completar los 900 asignados a la Comunidad en base a las subastas de 2017». Se trata de 200 MW que «no llegarán al plazo, que estaba fijado a finales de este año».

Esos 700 MW cuentan con puntos de acceso ya concedidos por Red Eléctrica de España (REE). Un trámite que es «lo más complicado», según Mantero. «Se esperan otros 2.000 MW en el plazo de dos o tres años, vamos relativamente rápido», añade. Y es que el objetivo es «llegar en un medio plazo a 10.000 MW de producción de energía eólica en Castilla y León». Cuando los 14 parques en construcción estén finalizados, en el horizonte de un año, la producción alcanzará los 6.159,6 MW.

Esos 2.000 MW en marcha para los años siguientes «se han ido tramitando sin subasta», explica el director del Eren. «Los promotores podrán buscar alguna fórmula para que sean rentables, o esperar que haya una subasta, que da más garantías a las fotovoltaicas y las entidades financiadoras, pues se traduce en retribución, pero las tramitaciones de esos parques están garantizadas».

Una vez alcanzados esos 10.000 MW en un medio plazo, Castilla y León habrá reforzado su posición en la energía eólica. Un sector del que ya es líder nacional desde el año 2008. «Castilla y León produce el 20% de la energía renovable de España, y el 22% si nos referimos específicamente a la eólica», concluye Mantero.

Se muestra de acuerdo con ese objetivo en el medio plazo el secretario general de la Asociación de Promotores de Energía Eólica de Castilla y León (Apecyl), Eugenio García Tejerina. «El objetivo del sector es llegar a los 10.000 MW para el año 2030. Es un objetivo razonable. Supondría, aproximadamente la cuarta parte de la potencia instalada a nivel nacional prevista para esa fecha. Más o menos la misma proporción que hay en la actualidad».

Según la asociación de los promotores, es necesaria una «continuidad y estabilidad institucional y regulatoria en lo que a política energética, y los equipos que la desarrollan, se refiere; resolver la cuestión del acceso a las redes de transporte de la energía, de modo que permitiese conectar a la red esta nueva potencia, y crear un marco fiscal autonómico que atraiga la inversión y no suponga una barrera en relación con otras CCAA competidoras».

En cuanto al marco nacional, «se necesita que, de una vez, el Ministerio apruebe el Decreto de Acceso y conexión, que es fundamental y que va muy retrasado; que se convoquen nuevas subastas (las últimas celebradas son las que hizo el señor Nadal); que se acometa la reforma de la fiscalidad y del mercado eléctrico; que se desarrollen infraestructuras eléctricas que permitan conectar los nuevos proyectos eólicos y que se acabe de definir cuáles son los objetivos de desarrollo renovable para cumplir con nuestros compromisos internacionales (como la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, ‘COP21 París’)». A nivel europeo «sería fundamental que se terminasen de ejecutar las interconexiones eléctricas de España y el continente europeo», concluye.

La tecnología permite generar lo mismo con 2.600 molinos menos

En los cinco años desde la construcción de los últimos parques, en 2014, la tecnología ha dado un salto significativo, desde los 2 megavatios (MW) que producen aspas como las de los más recientes parques de Aguilar de Campoo, a los 3,3 MW que producen la mayoría de los molinos utilizados hoy. El salto es mucho más pronunciado si se tienen en cuenta los primeros aerogeneradores instalados, como los 45 con que cuenta el primer parque de la Comunidad, edificado en la localidad soriana de Ólvega en 1998, hace ahora 21 años. Cada una de sus hélices es capaz de generar tan sólo 330 kilovatios, una décima parte de la que produce uno de los artefactos actuales. La misma energía, incluso un poco más, se generaría ahora con sólo cinco molinos. La comparación de los datos de potencia total producida ahora en Castilla y León, 5.556 MW, con los molinos en funcionamiento, 4.308, arroja una media de 1,29 MW por hélice. Una cantidad holgadamente superada, que hace pensar en una próxima sustitución de máquinas en pro de la eficiencia. La energía que se produce hoy se obtendría con sólo 1.683 de ellas, 2.625 menos. O al revés, los molinos hoy en servicio producirían 14.216 MW. La sustitución supondría un gran ahorro de espacio.

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